sábado, 10 de febrero de 2018

A mi querida Sega

Sega, gracias por todas tus horas de entretenimiento


Hoy quería dedicar esta entrada del blog a la videoconsola que marcó mi infancia con sus juegos de tamaño cinta de cassette pero en cajas de formato VHS. 


Tantas horas delante de una pantalla cruzando por anillos y rompiendo monitores de pc, aquellas calles donde me peleaba con punks, mujeres con látigos, rugiendo a los pequeños animales de la sabana y peleando con hienas, saltando encima de camellos, cruzando por ascuas ardiendo y plantarle cara a los enemigos con mi espada.

Aquella videoconsola de color negro, con un botón blanco y una luz roja, que le daba vida a las manos inquietas de un niño que volaba con las imágenes y nadaba entre melodías que se reproducían una y otra vez en su cabeza. Poco a poco la destreza se notaba en sus dedos, combos y saltos imposibles, pasando de niveles y mejorando por momentos.


Acompañada por la gran y tan desconocida Sega CD, donde Road Avenger era la película interactiva que te hacía conducir por infinitos escenarios llenos de obstáculos. Horas y horas entre mil títulos que dieron horas, días y años de diversión. Desde mundos encantados a oleadas de ejércitos que me querían ver muerto. Un sinfín de historias por contar y otros tantos secretos por descubrir. 

Road Avenger

Así fue como pasé mi infancia, corriendo como el mítico Sonic, peleando en Streets of Rage, siendo el Rey León y luchando como Aladdín.

Gracias por acompañarme hasta que fui mayor, regalarme historias y momentos únicos.

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¡NOS VEMOS EN LA SIGUIENTE FASE!

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