Recuerdo que llovía y el olor a tierra mojada de los descampados de una pequeña ciudad que recorría
desde el colegio a casa junto a mi madre, con ganas de llegar y ver la dos
series que siempre me acompañaban al mediodía: Gárgolas y Momias Aquí.
Momias Aquí
Gárgolas
Tras el almuerzo, mi
madre me dijo que tenía un regalo para mí
Allí estaba, envuelto
en un papel de regalo azul como el cielo en una tarde de verano, una caja
rectangular sin más. Mi sorpresa fue enorme cuando desgarré con mis uñas aquella cinta adhesiva, la
miraba y no me lo creía. Sí, allí estaba mi Game Boy, mi primera portable.
Enseguida quite el
plástico que recubría la caja, saqué aquel pequeño bloque de color negro, con
unas letras en violeta brillante que ponía: «Nintendo»
Estaba allí
contemplando, como el ha descubierto una obra de arte y no se lo cree. Recuerdo que
venía con un juego y que no entendía muy bien como jugar (Pipe Dream),
pero igualmente me entretenía.
Después de ese juego
llegaron muchos a mis manos pero el que siempre recordaré con especial
sentimiento será Pokémon Amarillo, esos recreos cuando nos juntábamos para ver
los avances que llevábamos, una época maravillosa que siempre recordaré con
añoranza.
Gracias a esos amigos
y compañeros de viaje que intentamos una y mil veces conseguir los 150 Pokémon
para convertirnos en Ash Ketchum
Siempre recordaré que la Liga Pokémon Amarillo la gané con un Zapdos al nivel 75, una de las ligas más difíciles a las que he jugado
Espero que te haya
gustado mi entrada y si quieres puedes seguirme a través de mis redes sociales: Twitter y Youtube
¡NOS VEMOS EN LA SIGUIENTE FASE!
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